El mundo laboral se considera pilar
básico en la vida de toda persona. Debido a las muchas horas que se pasan en
convivencia con otros empleados o directivos, se establecen vínculos
profesionales, personales y afectivos entre todos los trabajadores de un mismo
centro de trabajo o de una empresa.
En consonancia con esa
convivencia diaria entre profesionales, en aras de unos objetivos comunes, se
vienen a dar situaciones entre los trabajadores (ya sea entre iguales, o entre
empleados y empleadores) que pueden originar disputas, discusiones, choques.
Hablamos de diversas maneras de entender una tarea, o de cómo desarrollarla.
Puede que también surjan las disputas por abusos de autoridad de los que
mandan, por falta de disciplina de los subordinados, o tal vez por falta de
comunicación entre unos y otros a pesar de moverse en un mismo parecer. Y un
sinfín de supuestos que no menciono pero que también dan lugar a esos
enfrentamientos que pueden crear discusiones, tensiones, mal ambiente. ¿Quién
no se ha visto alguna vez en una igual?
Podemos considerar como parte
cotidiana del día a día el hecho de que nazcan esas desavenencias en el
trabajo. Pero no por ello debemos dejarlas pasar, sino que hemos de reaccionar,
actuar, y además saber como hacerlo. Porque ante un conflicto podemos tomar
diversas posturas, pero las consecuencias de unas y otras serán muy diferentes.
De nada sirve, en un conflicto, tomar
una postura dominante, sin entrar en razón ni dando pie al diálogo, impidiendo
disminuir la tensión con la otra parte, y por ende, repercutiendo en todo el
personal y en el funcionamiento del centro de trabajo, empresa,…
No debemos olvidar que un
conflicto, siempre que no se solucione, no deja de existir, y en buena medida,
no hará más que crecer y provocar a la larga mayores problemas. Nace así la
idea de poder solventar las disputas o tensiones a través del diálogo. Un poco
viene a ser la idea que defiende la mediación, en este caso, en el ámbito
empresarial, laboral.
Me aventuro a decir que la
resolución del conflicto a través del diálogo, del querer y llegar a entender a
la otra parte, siempre va a repercutir en un mejor funcionamiento de ambos
trabajadores, o empleados y empleadores, y en definitiva, permitirá un beneficio
indiscutible para la empresa o el centro de trabajo (sin desmerecer la
importancia que ya sabemos que tienen las relaciones personales, de igual a
igual, y que siempre deben ser cuidadas).
Así, el hecho de que en el
trabajo se conviva muchas horas con otras personas, y que ello de lugar al
origen de disputas, no debe tomarse como una situación excepcional y delicada,
pues entra dentro de la lógica por el tiempo de convivencia y las diferencias
personales entre todos y cada uno de los miembros que componen una empresa o un
centro de trabajo. La clave radicará en la manera de afrontar el problema y en
las soluciones a adoptar. Y, sin ninguna duda, apostar por buscar una solución
que beneficie a todas las partes, pudiendo dar cabida a las opiniones de uno y
otro, implicará un beneficio unánime que conllevará a su vez un alivio personal
y profesional del que todos saldremos ganando: trabajadores y profesionales;
mediadores y mediados.