miércoles, 19 de diciembre de 2012

UN BUEN EMPUJÓN


 El pasado 21 de noviembre de 2012, se publicó en el Boletín Oficial del Estado la Ley 10/2012 de Tasas de la Administración de Justicia,  por la que se regulan determinadas Tasas en el ámbito de la Administración de Justicia y del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, con entrada en vigor un día después.

Sin duda, un duro golpe para el colectivo de la abogacía, que ven en la creación y publicación de la `Ley de Tasas´ un obstáculo más para el libre ejercicio de su profesión.

Aún sin tener certeza o seguridad de la viabilidad y estabilidad de la Ley, debido a las múltiples reacciones encabezadas por abogados, jueces, fiscales y magistrados, con la pretensión de declaración de inconstitucionalidad de la ley promulgada, lo cierto y verdad es que la Ley de Tasas es una realidad, se encuentra en vigor, y naciendo con la intención de evitar el colapso de los Juzgados, puede acabar con el ejercicio de la abogacía.

En lo que concierne a nuestro ámbito, el de la mediación, sin embargo, no podemos sino acoger con buen recibimiento esta noticia. Desde el Gobierno, y esta es una muestra mas, se está apostando por la resolución extrajudicial de los problemas, por el crecimiento y convencimiento del poder de la mediación como método de resolución de los conflictos.

A sabiendas de la buena acogida que está teniendo en nuestra sociedad el concepto de mediación, estamos necesitados de ese respaldo legal, de ese apoyo institucional, y de noticias como esta, que puedan dar credibilidad a la profesionalización de nuestra ocupación.

En definitiva, un empujoncito más en pos de lograr que al escuchar hablar de mediación no solo despertemos interés, sino que también podamos despertar convencimiento, seguridad, credibilidad, confianza, y esperanza.

Aprovecho estas lineas para desearos a todos unas felices fiestas, en familia, y una mejor entrada de año, un 2013 en el que todos nuestros deseos puedan verse cumplidos, entre ellos, poder hablar de mediación como una realidad social. Feliz navidad.



lunes, 10 de diciembre de 2012

UN FORO DE MEDIADORES PROFESIONALES


El pasado martes 4 de diciembre, en la sede de Hispalex, en Sevilla, tuvo lugar la celebración del primer encuentro entre mediadores profesionales al objeto de poder constituir un Foro de encuentro para los profesionales de la mediación en nuestra provincia, así como para celebrar periódicamente encuentros que nos ayuden a unir nuestras diferentes visiones de la mediación, analizar nuestros errores, dar nuevos enfoques a los proyectos en los que podamos colaborar o participar, supervisar casos reales, y por encima de todo ello, promover la formación continua de aprendizaje del mediador como profesional desde la unión.

La iniciativa vino de la mano de D. Vicente Somoza y D Juan Miguel Podadera, si bien esta idea rondaba por muchos de los asistentes. Contamos con la asistencia de 18 personas, muchas de ellas en representación de sus asociados (Ameproa, Alquimia Mediación, Mediara, Apromed…), las cuales mostraron su aprobación a tan brillante iniciativa. Tras la presentación del proyecto, aún en ciernes, trazamos líneas de desarrollo y trabajo, extrayendo las primeras conclusiones.

De groso modo, una de las principales premisas en las que existió consenso fue en la de trabajar desde el compromiso y la unión para alcanzar los objetivos comunes que lleguemos a plantearnos. Que el encuentro de la semana pasada no quede en eso, sino que fuera un punto de partida. Siempre hemos considerado que juntos, nuestra voz será mas notoria y el camino menos espinoso, así como el aprendizaje y esa formación continua del profesional que venimos reseñando se enriquecerá de una mejor manera.

Por ello, la constitución del Foro de Mediadores Profesionales de Sevilla no ha sido sino el primer paso de todos los que esperamos podamos lograr. Pasadas las navidades celebraremos el primer encuentro programado, en el que a buen seguro seremos muchos más los asistentes y podremos empezar a perfilar las líneas de trabajo mas productivas para la profesionalización de la mediación. La supervisión y el análisis de casos reales, así como talleres de formación continua para los mediadores centrarán los encuentros periódicos que pretendemos llevar a cabo, en sesiones cada 40-50 días en principio.

Desde aquí me gustaría daros un empujoncito a todos aquellos que creéis en la cultura del acuerdo, en la resolución alternativa de los conflictos, en el protagonismo de las partes a la hora de decidir por si mismo sus compromisos y responsabilidades, en la comunicación, y en definitiva, en la MEDIACIÓN. Que todo ese interés que despierta últimamente el oir de mediación no quede en eso, sino que, en la medida de nuestras posibilidades, podamos aportar nuestro granito de arena para que nuestra profesión sea conocida, compartida y beneficiosa para todos. Convenceros de que somos muchos mas de los que podamos imaginar y que la iniciativa de este Foro así lo ha refrendado, esperando que sea un punto y lugar de encuentro para todos, para desarrollar el ejercicio de nuestra profesión y poder hacer realidad la instauración de la mediación en nuestro Ordenamiento y en nuestra sociedad.


miércoles, 28 de noviembre de 2012

UN MUNDO DE CULTURAS


 Es frecuente, y cada vez más, que en un mismo espacio se de la convivencia de familias o grupos de personas pertenecientes a diversas etnias o culturas. El paso de los años y la evolución del ser humano como ser social ha dado pie a este fenómeno de concebir como algo frecuente la emigración y el arraigo de otras culturas dentro de un espacio socio-cultural.

Por situarnos, debemos conocer que la cultura hace referencia al “conjunto de valores, costumbres, creencias y prácticas que constituyen la forma de vida de un grupo específico”. A ello le unimos tres características básicas: la cultura es aprendida, es compartida, y está integrada.

De las relaciones en sí mismas que se dan entre dos o más culturas diferentes que comparten un espacio socio-cultural surge el concepto de interculturalidad, que viene a referirse no a la existencia de culturas diferentes a secas, sino al hecho de que exista interacción entre los sujetos sociales de esas culturas diferentes. Esta distinción es muy importante.

Ante esa realidad, unimos el hecho de que por normal general un colectivo mayoritario se erige en colectivo dominante en un determinado espacio, y varios colectivos minoritarios reclaman su derecho a la diferencia y a que la hegemonía cultural no acabe con sus particularidades. Ello afecta a las necesidades básicas de vivienda, salud, educación y empleo, así como a su capacidad de desenvolvimiento, de comprensión y manejo de los códigos de la cultura mayoritaria.

Por ello se hace necesario el fomento de la comunicación entre las personas pertenecientes a los diferentes grupos culturales, no quedando mas remedio que trabajar en ese contacto y esas relaciones. Se hace notable el desconocimiento  que tienen las personas sobre los colectivos culturales minoritarios: desconocen sus mecanismos de funcionamiento, sus “reglas de oro” en cuanto a comportamientos y relación.

A falta de respuesta profesional, ese papel lo ha venido asumiendo la figura del mediador natural para dar una respuesta espontánea a esta necesidad de interrelación. Su aportación se ha considerado como válida para remediar carencias de muchos servicios públicos a la hora de atender a personas de colectivos minoritarios. No obstante, la mediación natural plantea muchas limitaciones: la escasa o nula formación en mediación, la dificultad para mantenerse de forma imparcial o neutral ante un conflicto planteado, así como la confidencialidad…

Deducimos en ese caso que los conflictos no logran erradicarse con la intervención del mediador natural debido a esas limitaciones, surgiendo así el concepto de mediación intercultural, que definimos como aquel “recurso profesionalizado que pretende contribuir a una mejor comunicación, relación e integración entre personas o grupos presentes en un territorio, ya sean pertenecientes a una o a varias culturas”.

El nacimiento de la mediación intercultural, de carácter reciente, nos trae beneficios como son el arraigo de una cultura de gestión positiva de los conflictos, la promoción de la comprensión y el respeto de las diferencias culturales, así como una mayor cohesión social.

Y en un enclave social como el nuestro, tan dañado últimamente, soluciones así son las que verdaderamente se antojan imprescindibles y por las que hay que apostar para dirigirnos hacia una sociedad donde prime el respeto y la comprensión a las diferencias culturales que existen en los colectivos de personas que confluyen dentro de un mismo espacio social.

jueves, 8 de noviembre de 2012

COSTUMBRES VICIADAS


 Ayer tarde tuve la oportunidad de asistir al Centro Social Polivalente Virgen de los Reyes, en Sevilla, al taller impartido por los compañeros de Alquimia Mediación, bajo el nombre de “Mujeres en mediación”. En el, se analizó el papel de la mujer como mediadora natural, como madre, como esposa, como miembro de la sociedad. Fue una gran suerte poder escuchar las opiniones de todas las mujeres que acudieron y opinaron acerca de ello. Pero sobre todo, me hizo reflexionar bastante acerca del papel de la mujer, sobre el papel del hombre, y sobre el papel de la mediación en relación con la vida laboral y la vida familiar.

Sin perder el hilo de lo que ayer se trabajó, se llegaron a varias conclusiones, muchas compartidas por todos ustedes, estoy seguro. Se habló de la importancia de la mujer en el día a día, cada día más. Su incorporación al mundo laboral ha supuesto un paso adelante para toda la sociedad, dada su necesidad. Atrás quedan los años en los que estaba mal visto que toda mujer no se dedicara a otra cosa que a las tareas del hogar. La crisis que nos asola ha reafirmado aún más ese cambio a bien, debido a la imposibilidad de sostenimiento familiar con la entrada de solo un sueldo en el hogar.

Llegados a este punto, se abre paso una realidad: si bien es cierto que las mujeres son necesarias en la vida laboral, y así se concibe hoy día, es igual de cierto que las tareas del hogar, siguen siendo responsabilidad mayoritaria de las mujeres. Y es aquí donde quiero detenerme.

¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué consideramos que la mujer es necesaria para la sostenibilidad económica una vez valorada positivamente su incorporación al mundo laboral, pero el hombre no asume ese rol en las tareas del hogar, equiparando su responsabilidad en la casa a las de la mujer?

Cuestión de costumbres, cuestión de miedos, cuestión de incultura social…nada mas lejos de la realidad.

El hombre, por costumbre social, no ha logrado asumir que su papel en la casa vaya más allá que ser esa figura protectora para su mujer y sus hijos, que trabaja más o menos horas fuera de casa para llevar el dinero al hogar, sin inmiscuirse en exceso en las tareas del hogar: limpieza, comida, cuidado de sus hijos (por supuesto generalizando).

Y la mujer, en cierto modo acomodada a esa costumbre, y en cierto modo escudada en el miedo a la “rebelión” de enfrentarse a su marido a la hora de exigirle responsabilidades en el hogar, sigue asumiendo ese rol de señora del hogar, encargada de la limpieza, la alimentación, las compras, el cuidado de sus hijos…amen de trabajar en muchos casos simultáneamente fuera del hogar. Recalco que no hablo de casos específicos, sino de la cruda realidad, la generalidad.

Y todo esto viene al caso de que, al igual que la mujer ha logrado abrirse paso en el mundo laboral, hasta el día de hoy, creo que debe ser tarea de todos inculcar que el sostenimiento hogar y de la familia debe ser llevado a partes iguales por hombres y mujeres en cuanto a su cuidado y a la educación de los hijos.

Para ello, habrá que concienciar a las mujeres de que no es responsabilidad exclusiva suya el cargar con los cuidados y tareas del hogar y de la familia, así como educar a los hombres en que su labor no solo se ciñe a “llevar el pan a casa”, sino que las tareas que antes ocupaban a la mujer, ahora deben ser repartidas, al igual que ha ocurrido con la vida laboral.

Y es ahí donde la mediación debe actuar. Donde debe incidirse en la comunicación y el diálogo entre hombres y mujeres para poder evolucionar en pos de un futuro más justo, equitativo, estable y duradero, en el que tanto unos como otros entendamos que nuestra labor, compartida, tanto en el trabajo como en el hogar, será mucho más eficiente y beneficiosa para nosotros mismos, y para los nuestros.

miércoles, 24 de octubre de 2012

CAMINANTE NO HAY CAMINO...


Este reciente pasado fin de semana, concretamente del 18 al 21 de octubre de 2012, se ha celebrado en Valencia la VIII Conferencia Internacional del Foro Mundial de Mediación, que ha reunido a mediadores y personalidades venidas de todo el mundo, bajo el lema de ´Tiempo de Mediación. Liderazgo y acción para el cambio´. Y ha concluido con una nueva demostración de la convicción y necesidad de cambio en la sociedad en favor de equilibrar las relaciones entre el ejercicio del poder y la justicia social. Un paso más en beneficio de la figura del mediador como parte activa y agente social de la resolución pacífica de conflictos. Todo un éxito.

Convencido de que los que han tenido la suerte de poder asistir han disfrutado muchísimo, y que los que no hemos podido acudir lo hemos seguido desde la distancia en mayor o menor medida, nos encontramos con la oportunidad brindada por la celebración de dicho Foro Mundial para investigar, explorar, y para innovar en el mundo de la mediación y su instauración en nuestra sociedad, con el mayor respaldo posible que podamos aunar. Y con la celebración del Foro Mundial debemos aprovechar para que todas aquellas ideas o esos proyectos e ilusiones que han rondado y perduran en nuestra cabeza “mediadora”, dejen de ser ideas o proyectos y sueños, y se puedan convertir en realidad.

  “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

A veces podremos pensar que por nuestra ignorancia estamos dando pasos en falso, a ciegas, sin un destino marcado. Pero estoy convencido de que no hay otra fórmula ni secreto cuando nos disponemos a avanzar en un camino por descubrir, que el de no tener miedo al fracaso o la aventura. Hay que intentarlo, caernos y levantarnos. Tenemos que dignificar y profesionalizar nuestro papel, demostrar nuestra necesidad, promover nuestra cultura de paz. Hay que errar, madurar, esperar. Hay que aprovechar, y sin duda, no desesperar.

Tenemos la oportunidad de reinventarnos y ver en la época de crisis actual una oportunidad para promover un cambio social que genere confianza, que tenga seguimiento, y todo ello pasa por nuestra convicción y nuestra valentía. Consideremos una ventaja el ser casi pioneros en nuestra misión de difusión de nuestra profesión.

En muchas ocasiones me paro a pensar, y no se por donde tirar. Tampoco a quién acudir. Pero lo que si tengo clarísimo es que no me debo detener, de una forma u otra. No debo dejar de hablar de mediación, de pensar en mediación. Esa debe ser la misión de cada uno de nosotros. Quizás os invada un mar de dudas, pero recordar en ese momento el sentimiento que os causó escuchar por vez primera ese sonado virus que es  la mediación. Esa sonrisa que nos despertó.

Así, entonces, no perderemos las ganas de seguir mirando hacia el futuro con optimismo. Porque cuando alguien es perseverante, acaba logrando su objetivo. Y se que muchos de los que me leéis compartís los mismos deseos que yo…

lunes, 24 de septiembre de 2012

¿CÓMO ACTUAR ANTE UN CONFLICTO EN EL TRABAJO?



El mundo laboral se considera pilar básico en la vida de toda persona. Debido a las muchas horas que se pasan en convivencia con otros empleados o directivos, se establecen vínculos profesionales, personales y afectivos entre todos los trabajadores de un mismo centro de trabajo o de una empresa.

En consonancia con esa convivencia diaria entre profesionales, en aras de unos objetivos comunes, se vienen a dar situaciones entre los trabajadores (ya sea entre iguales, o entre empleados y empleadores) que pueden originar disputas, discusiones, choques. Hablamos de diversas maneras de entender una tarea, o de cómo desarrollarla. Puede que también surjan las disputas por abusos de autoridad de los que mandan, por falta de disciplina de los subordinados, o tal vez por falta de comunicación entre unos y otros a pesar de moverse en un mismo parecer. Y un sinfín de supuestos que no menciono pero que también dan lugar a esos enfrentamientos que pueden crear discusiones, tensiones, mal ambiente. ¿Quién no se ha visto alguna vez en una igual?

Podemos considerar como parte cotidiana del día a día el hecho de que nazcan esas desavenencias en el trabajo. Pero no por ello debemos dejarlas pasar, sino que hemos de reaccionar, actuar, y además saber como hacerlo. Porque ante un conflicto podemos tomar diversas posturas, pero las consecuencias de unas y otras serán muy diferentes.

De nada sirve, en un conflicto, tomar una postura dominante, sin entrar en razón ni dando pie al diálogo, impidiendo disminuir la tensión con la otra parte, y por ende, repercutiendo en todo el personal y en el funcionamiento del centro de trabajo, empresa,…

No debemos olvidar que un conflicto, siempre que no se solucione, no deja de existir, y en buena medida, no hará más que crecer y provocar a la larga mayores problemas. Nace así la idea de poder solventar las disputas o tensiones a través del diálogo. Un poco viene a ser la idea que defiende la mediación, en este caso, en el ámbito empresarial, laboral.

Me aventuro a decir que la resolución del conflicto a través del diálogo, del querer y llegar a entender a la otra parte, siempre va a repercutir en un mejor funcionamiento de ambos trabajadores, o empleados y empleadores, y en definitiva, permitirá un beneficio indiscutible para la empresa o el centro de trabajo (sin desmerecer la importancia que ya sabemos que tienen las relaciones personales, de igual a igual, y que siempre deben ser cuidadas).

Así, el hecho de que en el trabajo se conviva muchas horas con otras personas, y que ello de lugar al origen de disputas, no debe tomarse como una situación excepcional y delicada, pues entra dentro de la lógica por el tiempo de convivencia y las diferencias personales entre todos y cada uno de los miembros que componen una empresa o un centro de trabajo. La clave radicará en la manera de afrontar el problema y en las soluciones a adoptar. Y, sin ninguna duda, apostar por buscar una solución que beneficie a todas las partes, pudiendo dar cabida a las opiniones de uno y otro, implicará un beneficio unánime que conllevará a su vez un alivio personal y profesional del que todos saldremos ganando: trabajadores y profesionales; mediadores y mediados.


viernes, 14 de septiembre de 2012

TIEMPO DE OBSERVANCIA

Echaba de menos “La fábrica del mediador”. Acabó el verano, y llegó septiembre, mes por excelencia de nuevos propósitos, de ilusiones y de proyectos en los que embarcar.


Con el deseo de que hayáis disfrutado de un merecido descanso, no quería dejar pasar más tiempo sin sentiros cerca, sin contaros mis motivaciones y mis deseos. Ha sido un gran verano, pero toca de nuevo remar hacia el futuro. Y con más ganas que nunca, a pesar de encontrarnos en pleno epicentro de una época de crisis en la que sigue creciendo la desesperación, subiendo el paro…y hasta el precio de la gasolina o el IVA.


Así, cualquier nueva empresa o proyecto se antoja harto complicada/o. No seré yo, sin embargo, quien os impida luchar o intentar lograr el éxito. He pasado todo un verano pensando, analizando; en definitiva, observando. He visto disputas, discusiones, llantos, empujones. He visto también sonrisas, abrazos, achuchones, ánimos. Pero, sobre todo, he contemplado la fuerza y el espíritu mediador de la mayoría de las personas, la necesidad de dar respuesta a todas esas emociones, de poder creer en algo vivo que nos ayude a recuperar sensaciones, el poder abordar el día a día rodeado de la gente que te importa, a pesar de las diferencias que nos separan de nuestros seres más próximos. En definitiva, puedo garantizaros que el futuro de la mediación cada vez tiene más sentido, por dar un giro radical y un cambio a la situación actual.


No vengo a contaros de nuevo todo lo bueno que puede aportarnos la mediación, ni sus ventajas. Tampoco quiero convenceros sobre como actuar o hacia donde dirigirnos para poder triunfar. Tal vez ni siquiera pudiera daros la respuesta, y tan sólo pueda contaros que, después de mucha observancia, lo único cierto y seguro es que necesitamos ser fieles a nuestras convicciones, invertir (no hablo de dinero) en nuestras metas, dedicar tiempo y esfuerzo en lograr que nuestro grano de arena ayude a mover la montaña.


Por eso cualquier “locura” no está de más. Entiéndase por locura cualquier manera de proceder que, sin causar daños ni perjuicios, ayude a satisfacernos. Hablo de no tener miedo al fracaso, de obrar gratuitamente si es preciso, de recorrer colegios, centros e instituciones, vendiendo mediación. Pringarse, no desistir. Sembrar, esperar.


Puede que no lleguemos a buen puerto, pero a ciencia cierta me ha quedado muy claro que nada ni nadie nos debe impedir cesar en el empeño. De un lado, por mi observancia que concluye en ese giro radical que todos necesitamos, con la oportunidad de que cada cual tenga oportunidad de resolver de manera autónoma y consensuada sus conflictos o relaciones, sin que nadie se las imponga. De otro lado, y mucho más importante si cabe, porque la mayor satisfacción de un ser humano es aquella que le permite realizar sus propósitos. Y estoy seguro de que no soy el único iluso que sueña con un futuro en el que nuestro papel, como mediador, y como ciudadano también, sea totalmente opuesto a lo que hoy vemos, y sirva para mejorar la comunicación y el diálogo entre las personas, entre iguales. Hemos quemado una etapa, debemos adentrarnos en la siguiente.


Y en boca de Paulo Coehlo, “ cuando alguien desea algo con todas sus fuerzas, el universo entero conspira para que se cumpla". Adelante…

lunes, 30 de julio de 2012

UN DESCANSO MERECIDO


Finales de julio, pleno verano. Que sigan disfrutando de sus merecidas vacaciones los que ya se encuentren descansando, y que podamos hacerlo también los que nos despedimos estos días del ajetreo laboral por un tiempecito. Este año, como repetimos siempre por estas fechas, nos las merecemos más que nunca: por la carga de trabajo, por el estrés de tanto cambio, por la que se avecina.

Son motivos de peso para desear estar con los nuestros, olvidar cualquier preocupación aunque solo sea de manera temporal, y cargar las pilas. Porque nos marchamos, pero hemos de volver. Y en este mes de desconexión, no sólo debemos coger color de piel, y kilos, sino también recuperar todas las fuerzas del mundo para volver en septiembre con la ilusión y ganas del primer día, creyendo que los problemas tienen solución, y no darnos por vencidos.

Pensemos en mediación, démosle vuelta a la cabeza acerca de la necesidad de promover la solución de los conflictos de manera dialogada. Que la comunicación, el entendimiento, el consenso, la escucha…y todas esas cualidades que tenemos aunque a veces permanezcan ocultas en nosotros, puedan aflorar.

Si pudiera pediros sólo una cosa, sería esa: creamos en nosotros mismos, en nuestras capacidades y en nuestras creencias. Apostemos por todo ello. Y que, en septiembre, cuando volvamos, podamos afirmar rotundamente que hemos disfrutado del verano, y que el panorama que nos espera nos deparará muchas más alegrías que disgustos, por las ganas que tenemos….

Por todo eso yo creo en la magia de la mediación. Y dentro de un mes estoy seguro que  podremos decir que todos nuestros objetivos estarán un poco más cerca.

Felices vacaciones mediadoras…

miércoles, 25 de julio de 2012

UNA BASE SÓLIDA


Promover en nuestra sociedad valores éticos, morales y sociales puede llegar a considerarse una aventura. Todos los mediadores profesionales, y los que no lo son, entendemos las dificultades que eso entraña en una cultura en la que cada día es mayor el protagonismo del yoismo y en la que tristemente se ha relegado a un segundo plano el diálogo, el compañerismo y el acuerdo consensuado. Tanto es así, que hablar de mediación, de restablecer vínculos familiares o la comunicación, a veces suena a utopía.

Para enfrentarnos a esa realidad, paremos, y pensemos por un segundo. Así podemos comprobar que muchos problemas se focalizan desde tempranas edades. Cuestión de hábitos (malos), de educación recibida o de costumbres arraigadas, lo cierto es que si no planteamos y buscamos soluciones en los mas jóvenes, será mucho más complicado lograr el éxito de promover el cambio hacia la cultura del acuerdo a medio o largo plazo. 

Surge así la idea o concepto de mediación escolar o educativa, con el objetivo de dar respuesta a esa necesidad de cambio que suplica el vaivén de nuestra sociedad, considerando que una reeducación o enseñanza a los niños en sus valores o la forma de actuar en su entorno, es mucho más potenciable y efectiva que en un adulto, el cual ya tiene regidas unas conductas o pautas de comportamiento viciadas y adheridas, difícilmente modificables. En cierta manera, el niño es capaz de adaptarse mejor a cualquier nuevo hábito, en relación con cualquier adulto.

Este año he tenido la suerte de comprobarlo directamente, gracias a la colaboración en un proyecto educativo llevado a cabo por la Asociación de Mediación Familiar Andaluza (AMEFA) durante 2 meses en el Colegio Alemán de Sevilla, con niños de edades comprendidas entre los 9 y los 16 años. Una experiencia muy gratificante, pero sobre todo, sorprendente. Ha sido increíble ver la respuesta entusiasta de los niños, y por encima de ello, como toda expectativa ha sido superada. Comprobar que su capacidad de comprensión va mucho más allá de lo que podemos imaginar, que tienen mucha más facilidad que un adulto para empaparse de nuevos conocimientos y de aprender y, por ende, son menos reacios al cambio y a su adaptación. Por eso no debemos menospreciar sus habilidades, y por eso también el sentido de poder hablar de mediación educativa como algo certero, beneficioso y necesario.

De ese modo, concluiremos que asentar las bases del cambio social en pos de resolver nuestros propios conflictos por nosotros mismos tiene mayor sentido si decidimos apostar por ello desde temprana edad, haciendo nuestros los hábitos adquiridos desde la infancia, y creciendo a la vez que ellos, siendo así posible ese avance social que, desde ya, rompa con los tradicionales métodos de resolver los conflictos y de paso a la alternativa: poder restablecer la comunicación y el diálogo entre personas diferentes y enfrentadas, con el objetivo de alcanzar acuerdos justos, equitativos, estables y duraderos. Y con la mediación escolar se abre un camino más que nos puede llevar a lograrlo.

martes, 17 de julio de 2012

MEDIACIÓN CON UNA SONRISA…


Resulta misión casi imposible hoy día amanecer sin una noticia que haga referencia a recortes, medidas austeras o ajustes económicos. El año 2012 será por ello un año difícil de olvidar, epicentro de una crisis que amenazaba con abducirnos y que una vez inmersa en nuestro país, avanza cual ciclón sin dejar nada a su paso. Y en medio del huracán, conflictos y más conflictos. Porque toda crisis estatal, ya sea política, económica o social, conlleva muchos efectos colaterales: sin dinero, no hay actividad; sin actividad, no hay dinero. Una cadena que afecta, en mayor o menor medida, a casi toda la ciudadanía. Los mayores afectados, como siempre, los que menos tienen, los que más necesitan…

Surgen tensiones, crece el nerviosismo, se abre paso la frustración. Muchos piden, pocos dan. Otros, simplemente miran hacia otro lado. Pero nadie es indiferente. ¿Y ahora que?

El panorama, cuanto menos, es gris. No sabemos cuando saldremos de esta, y en que condiciones lo haremos. Pero yo me aventuro a decir que saldremos con la mirada al frente. Que será tarea complicada, pero alcanzable. Está comprobado que la evolución de la economía es cíclica, que hoy estamos abajo pero que la situación es reversible. No es la primera crisis económica, social y política que nos afecta, ni será la última. Lo que si podemos cambiar y está en nuestras manos, es como afrontar las dificultades, como enfocar los problemas, una simple cuestión de actitud.

Vengo a referirme a que si bien nosotros no podemos por si mismos hacer que disminuya el paro o que no se produzcan más recortes, ni mucho menos estamos atados de pies y manos, pudiendo hacer de los problemas un mal menor y no un obstáculo. Hablamos de cómo afrontar los conflictos, de su necesidad, de cómo ser útiles. La felicidad no consiste en evitar los conflictos, tarea imposible, sino en la forma en la que seamos capaces de resolverlos y podamos aprender de ellos. Leyendo a Josep Redorta, en su reciente publicación de “No más conflictos”, me llamó sobremanera la atención un extracto que me acopio aquí de manera íntegra: retornar al equilibrio personal como fuente de soluciones para la vida está convirtiéndose en una prioridad.

Es así que todo conflicto debe ser abordado con la finalidad de restablecer vínculos personales enfrentados, de creer en las soluciones, dialogar para acordar. Si hasta ahora nada de lo que tenemos a nuestro alrededor ha servido para calmar nuestros ánimos o solventar nuestros problemas, demos paso a nuevos métodos. Apostemos por la mediación como forma de vida, resolvamos nosotros mismos nuestros problemas, seamos dueños de nuestros actos y decisiones, luchemos por el respeto y el diálogo para lograr el entendimiento. Apliquémoslo a nuestro día a día, con nuestro entorno. Sólo así podremos crecer y tal vez nos vaya mucho mejor, disminuyan las tensiones, y hablar de crisis no nos angustie tanto como lo hace leer la prensa o ver las noticias cada mañana.

Y es que con una sonrisa, todo se hace mas llevadero.

miércoles, 4 de julio de 2012

ABRIENDO FRONTERAS

El pasado 28 de junio el Congreso aprobó definitivamente el proyecto de Ley de Mediación en asuntos civiles y mercantiles, más concretamente el Real Decreto-Ley 5/2012, de 5 de marzo, de mediación en asuntos civiles y mercantiles, mediante el cual se incorpora a nuestro ordenamiento jurídico la Directiva 2008/52/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de mayo de 2008, creándose un régimen general aplicable a toda mediación que tenga lugar en España en asuntos civiles y mercantiles (se exluyen los asuntos no disponibles por la voluntad de las partes y los pertenecientes al ámbito penal, de las Administraciones Públicas, laboral y de consumo), con el objetivo de impulsar esta vía de resolución de conflictos como alternativa a la jurisdicción y al arbitraje. Es por ello que todos los mediadores estamos de enhorabuena, al encontrar ese respaldo legal que permite sustentar todos nuestros proyectos y nos permita avanzar en la implantación de la mediación en nuestro sistema, abarcando no sólo asuntos relacionados con las relaciones familiares, sino también incluyendo materias civiles y mercantiles. Analizando los avances legales que suponen dicha aprobación, nos planteamos qué motivos pueden considerarse como impulso a la aprobación del mencionado Real Decreto-Ley 5/2012.

En primer lugar, es una clara muestra de que el Gobierno quiere acabar con el alto grado de litigiosidad que hay en España. El objetivo del Gobierno es reducir el elevado número de pleitos que hay en España, evitando el "colapso de los tribunales". Se ha cifrado en 9 millones los litigios que se registraron en 2011. Para ello se ha introducido la figura del mediador en los conflictos del ámbito civil y mercantil. El objetivo es que el ciudadano no tenga que acudir siempre a los tribunales, y que el mediador sea esa alternativa que pueda acercar posturas entre las dos partes.

Para respaldar ese impulso a la mediación civil y mercantil, los acuerdos del mediador serán vinculantes: las partes implicadas estarán obligadas a cumplirlos. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sánez de Santamaría, ha señalado que "tendrán fuerza ejecutiva si se hace escritura pública". Esto quiere decir que el acuerdo tendrá la misma autoridad que la sentencia de un juez.

Aclara también la postura y figura del mediador, haciendo hincapié en que el mediador no tiene capacidad para decidir sobre el acuerdo que alcancen las partes. Su única función es la de aconsejar a los implicados para que sean ellos los que se pongan de acuerdo. Esto es lo que diferencia a un proceso de mediación de uno de arbitraje. El árbitro interviene en un conflicto entre dos o más partes y decide al respecto; el mediador no. De igual forma, se busca con la aprobación de la Ley de Mediación economizar gastos: el proceso para resolver un conflicto a través de un mediador será, previsiblemente, más barato que en los tribunales.

En suma, las necesidades de reducir costes, de evitar el colapso de los tribunales, y de agilizar los procesos entre partes en conflicto cara a encontrar una solución lo más rápidamente posible, han dado con la aprobación del proyecto de Ley de Mediación. Como crítica, podemos considerar que la mediación puede dar pie a retrasar lo inevitable, ya sea el pleito o el arbitraje. El tiempo y la práctica darán y quitarán razones. De momento el sentido común justifica calificar este intento de potenciar la mediación civil y mercantil como un acierto.




miércoles, 27 de junio de 2012

EL DEBATE DE LA CONTROVERSIA...


Mediación si o mediación no. El debate está en la calle. Para otros muchos ni siquiera existe, debido a su ignorancia. Pero lo cierto y verdadero es que podemos afirmar que la duda está en el aire y que no existe conocimiento de la respuesta más válida a semejante binomio.

Todos los que trabajamos por la mediación y en mediación consideramos que, dando por hecho lo apasionante que nos resulta la profesión por la que trabajamos, nos encontramos ante una situación de cambio, necesario, inminente, en el cual la política social actual y el sistema judicial español no dan cabida ni abasto a resolver multitud de conflictos existentes. De igual modo, consideramos la mediación como vía alternativa y adecuada para dar respuesta a muchas familias, vecinos, empresas...sin tener que litigar, agilizando el proceso y reduciendo costes, a través del restablecimiento de la comunicación y el diálogo entre las partes, con un papel de figura intermediaria o facilitadora para el mediador, cuya intervención se antoja clave en el devenir del proceso a pesar de que la decisión recae sobre los mediados. Es así que nos inclinamos por su necesidad, augurando un apasionante futuro a su ejercicio profesional. Nos aferramos igualmente a la regulación del Decreto 37/2012, de 21 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Desarrollo de la Ley 1/2009, de 27 de febrero, reguladora de la Mediación Familiar en la Comunidad Autónoma de Andalucía, y a nivel nacional, el reciente Real-Decreto-ley 5/2012, de 5 de marzo, de mediación en asuntos civiles y mercantiles, promulgada con el fin de dar ese empujoncito final que nos lleve a ser reconocidos y no ignorados por el ciudadano de a pie.

En otro nivel encontramos a los detractores, donde englobamos igualmente a los pesimistas. Todos aquellos que ven en la mediación un oportunismo egoísta o todos aquellos que, creyendo en su necesidad, no ven futuro a la misma, por pensar que no nos encontramos ante un proceso innovador o que implique un giro radical en relación a lo ya existente, y que pueda despertar interés en la sociedad, ya sea por considerarlo como alternativo, residual, o poco convincente (muchos siguen pensando que hoy día no es posible lograr el entendimiento y llegar a un acuerdo mediante el diálogo, y que sólo una decisión que venga impuesta por un superior será acatada y respetada, desechando así los fines con que definimos nuestra profesión). En definitiva, aquellos que no piensan que la mediación puede responder a esas carencias sociales de las que hablamos.

En suma, lo único cierto y verdad es que la mediación está más que nunca en boca de todos, y que la sociedad de hoy día se encuentra estancada en unos principios y valores que cada vez distan más de lo moral o políticamente correcto. Y es por ello que los que creemos en el bien de la mediación y que consideramos que la comunicación y el diálogo merecen su oportunidad para propiciar el cambio y dar un enfoque positivo a los conflictos, debemos aprovechar para, con la ilusión del día a día, y ahora que estamos en la orilla, no ahogarnos, zanjando así con un triunfo este más que vivo debate a favor de la inserción de la mediación en nuestro sistema.

viernes, 22 de junio de 2012

CON UN TOQUE PERSONAL...




La mediación es un método de resolución alternativa de conflictos, que se aplica en muy diferentes disciplinas profesionales (el Comercio, el Derecho, la Psicología, el Trabajo Social, la Pedagogía Social, etc.), en el que dos o más partes llegan a acuerdos consensuados facilitados por una tercera parte (el mediador), que actúa bajo el principio de la neutralidad. El mediador ayuda a las partes a lograr un rápido acuerdo usando la creatividad y la cooperación.

En boca de Javier Alés, “la mediación es un proceso al que se recurre cuando las partes no han podido entenderse y ayudados por una persona neutral, llegan a un acuerdo mediante la autodeterminación”.

No sólo las partes son las implicadas en el proceso de mediación, pues cobra un papel fundamental el papel del mediador con sus intervenciones, como facilitador y canalizador de la comunicación entre las partes, permitiendo llegar al buen fin del proceso.

Podemos comprobar en cualquier manual o en cualquier archivo que el proceso de mediación es un proceso totalmente estructurado, en el cual se persiguen unos objetivos y el mediador ejerce esa figura intermedia entre las partes, las cuales, por medio de la comunicación y el entendimiento, gestionan sus diferencias y logran llegar a acuerdos que se puedan considerar  estables y duraderos.

También se han realizado estudios y sacado conclusiones sobre las tácticas, técnicas o habilidades que el mediador puede utilizar durante el proceso para lograr que las partes restablezcan entre sí la comunicación. Son conocidas las técnicas, tácticas o habilidades, del uso frecuente de preguntas a las partes, el uso del silencio, el embudo, la reformulación, el desinterés,… muy válidas todas para lograr hacer ver a las partes su implicación con el conflicto, y haciéndolas tomar las riendas del problema, buscando por si mismas las mejores soluciones de manera consensuada. O tácticas o habilidades también podemos definirlas.

Así podemos concluir que el proceso de mediación se puede definir como un método de resolución de conflictos perfectamente diseñado para, siguiendo unas fases, lograr el entendimiento de las partes por si mismas. Sin embargo, la grandeza de la mediación va más allá: si bien decimos que el objetivo ha de ser que las propias partes sean las que consigan gestionar el conflicto, y retomar las relaciones que les unían antes de surgir las diferencias, igualmente el mediador podrá valerse por ello de la libertad de actuación que considere oportuna, sin salirse del guión que marca su figura, para lograr el objetivo de la mediación. Es por ello que toda técnica, táctica o habilidad de la que pueda hacer uso puede ser intuitiva, innovadora, desconocida para la mayoría (lluvia de ideas, el árbol genealógico,…ya hablaremos de ellas llegado el momento), siempre que la misma responda a los parámetros marcados. Lograr que sean las partes las que solucionen sus diferencias es el objetivo, el como conseguirlo no debe regirse a unas pautas o normas cerradas, pues en la mediación, cualquier detalle puede variar el rumbo del proceso, y por ello se entiende la libertad de elegir cualquier vía para poder conseguir que se llegue a buen puerto. 

Sólo de esa forma entenderemos el por qué hablamos de ese toque personal del que puede hacer uso cada mediador en su ámbito de actuación, y que no tiene menos importancia qué cualquiera de los métodos archiconocidos usados por cualquier mediador en su labor.

lunes, 18 de junio de 2012

A LA NOVENA EDICIÓN


¿HACIA DÓNDE IR?

En primer lugar, no quería dejar pasar la oportunidad de dar la enhorabuena a todos mis compañeros y compañeras que recientemente hemos finalizado el Curso de Especialista en Mediación Familiar, celebrado en la sede de la Universidad Pablo de Olavide, correspondiente a su IX Edición, durante el curso 2011/2012. Ha sido una experiencia grata y maravillosa para todos, estoy convencido, que nos ha llevado a poder ser considerados como profesionales de la Mediación Familiar y a iniciarnos en este mundo. Gracias también a los profesores que nos han llevado hasta aquí, y sobre todo, al equipo de AMEFA por su ímpetu y su paciencia con nuestro grupo, así como por su enseñanza.

Pero llegados hasta aquí, todos nos preguntamos lo mismo: ¿hacia donde tirar?¿ahora qué? Y puede ser considerada una cuestión fácilmente abordable, con distintas respuestas y posibilidades, pero igualmente, incierta y dubitativa a fecha de hoy. ¿Montar una empresa para ejercer como mediadores? ¿Una Asociación tal vez, financiada por los organismos públicos? ¿Ejercer por mi cuenta, de manera emprendedora y a la aventura? ¿O que tal si me asocio con gente ya experimentada en este mundillo? ¿Dónde existen más garantías de éxito?

Ninguna de las opciones anteriores es mejor o peor, son simplemente, diferentes. Por qué camino optar debe ser una decisión personalísima e inalienable, cual si se tratara de un Derecho Fundamental de los que recoge nuestra vigente Constitución Española. Lo verdaderamente esencial debe ser el no equivocarnos, el saber que implica cada decisión y cada paso que demos, y hacia donde lo demos. Consistirá en asegurarnos que lo que hacemos, lo hacemos bien, y lo hacemos porque queremos. Que de un lado u otro, todos proyectemos en nuestra mente un futuro en el cual podamos libremente solucionar nuestros conflictos, o gestionarlos, de manera personal y sin que las soluciones o alternativas nos vengan impuestas de otros medios u organismos. Hablamos del crecimiento y la necesidad de la Mediación.

Paso a paso, cada vez nos acercamos más a la realidad de poder considerar la Mediación como una vía más que válida y alternativa a nuestros problemas. Debemos crecer en nuestro deseo de luchar por hacer que nos conozcan, que sepan quienes somos, que ofrecemos, donde lo hacemos. En la medida que nuestra información sea correcta y transparente, y que así pueda percibirlo todo aquel que nos escucha o sabe de nuestra existencia como profesionales, el sistema nos dará nuestro espacio y nuestra ubicación.

Hemos de ser perseverantes y pacientes, pues todo proceso de iniciación e instauración requiere fases y etapas que no debemos caer en el error de intentar quemar más rápido de lo que corresponda. Nosotros no hemos inventado nada nuevo, ni siquiera somos los primeros ilusos que confían el futuro de las familias, o de los problemas civiles o mercantiles, a la mediación. Por ello, nuestra labor sólo ha de ser la de no equivocarnos, sabiendo en todo momento qué es la mediación, como desempeñar nuestro papel profesional, y como hacer llegar a la sociedad la necesidad de cambio y la apertura del diálogo entre iguales para resolver sus problemas, no dando pie a errores que puedan sepultar nuestro sueño aventurero de crecer al paso que la Mediación se hace tan necesaria…




jueves, 14 de junio de 2012

SOBRE MI


Hola. Mi nombre es Alberto Rojas Juimenez. Nacido en Sevilla. Formado y Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla en junio de 2010. Igualmente, soy Experto en Mediación por titulación obtenida en la Universidad Pablo de Olavide en mayo de 2012. 

Actualmente, colaboro en un Despacho profesional privado, en Sevilla, inmerso en asuntos civiles principalmente, si bien también trabajamos con impuestos, con asuntos penales, así como todo aquello que esté en nuestra mano. Creo que el saber no ocupa lugar, y por ello es un tesoro el no dejar nunca d aprender y reciclarse en lo que uno ya conoce. Me apasiona el mundo del Derecho, y a la par, haber conocido el "arte de mediar". Creo firmemente en ambas profesiones, en su desarrollo y crecimiento, y en sus metas. Y no cesaré en el empeño de trabajar dignamente por dichas convicciones.

Me considero un amante de la filosofía como ciencia que aporta la ilusión como medio o herramienta de trabajo diario para cualquier persona. Y por ello, no puedo obviar citar una célebre frase del gran Martin Luther King, que a modo personal, puede englobar el buen hacer de un jurista o un mediadr: "Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano"...

DERECHO Y MEDIACIÓN

¿Por qué Derecho? ¿Por qué Mediación?

No hay mejor respuesta para ambas preguntas que las que ha marcado el destino. Me siento plenamente realizado por haber entrado, aun de rebote, a conocer el mundo del derecho, y como consecuencia de ello, haberme iniciado en la mediación.

Creo que ambas disciplinas pueden interrelacionarse mucho más de lo que podemos pensar de primeras: el jurista necesita la figura del mediador, tanto como el mediador necesita de la justicia para su buen hacer. Me posiciono en favor del buen hacer, de la lucha contra las injusticias, de la búsqueda de los valores y el respeto que toda persona merece. 

Y por supuesto, lucho para que las personas, mediante el diálogo y la comunicación, puedan resolver por si mismos sus propios conflictos.

Es el arte de mediar, de dar a cada uno lo suyo, lo justo, lo más equitativo, lo que a cada uno le corresponde...