Como ya
he reseñado alguna vez, hoy por hoy nos encontramos en un proceso de cambios
muy evidentes. Algunos resultan traumáticos y violentos. Otros, sin embargo,
parece que se van implantando paulatinamente y de forma tranquila. Todos ellos
son muy notorios y la mayoría de las veces nos asustan. Pero no debemos olvidar
que la vida es un continuo cambio, aunque a veces no nos demos cuenta o no
queramos darnos cuenta. Quiero detenerme a pensar si nos encontramos
preparados para afrontar los cambios necesarios que debe poner en práctica
nuestra sociedad, en torno a la resolución de sus conflictos.
Los
científicos nos dicen que nuestras células mudan sin cesar, sabemos que cada
día es diferente al anterior, la noche sigue al día, la semilla se transforma
en planta, tras la tormenta, la calma… Yo mismo no me reconozco cuando mi humor
varía en un misma jornada: por la mañana me despierto alegre, pero puede
suceder que por la tarde me sienta algo abatido por algún acontecimiento que
haya tenido lugar al medio día, por ejemplo...
Desde mi
punto de vista, dentro de estas transformaciones que están funcionando hoy en
día y además creo que de forma muy positiva, se encuentra la MEDIACION. El
enfoque desde el que se trata el conflicto y su resolución es muy diferente al
que ha dominado hasta ahora, porque los implicados son los verdaderos
protagonistas para analizarlo, gestionarlo y resolverlo o intentar resolverlo.
Hasta
ahora la fórmula imperante suponía varias premisas que funcionaban en la
mayoría de los protagonistas de una disputa:
La culpa
la culpa no es mía, es del otro. No soy el responsable de este problema. No sé
cómo he podido llegar a esta situación. Este problema me supera, nos supera.
Tienen que solucionármelo y además dándome la razón. Etc…
La
mediación es esencialmente un proceso de toma de conciencia, de darse cuenta de
que tú sí eres el creador del problema, así que revisa la trayectoria.; tú eres
el responsable del problema, así que dale respuesta. En definitiva, tú eres el
dueño o co-dueño del problema, así que intenta resolverlo. Es una recuperación
del poder para gestionar tus conflictos y por tanto tu vida. En este
proceso, un BUEN MEDIADOR es un acompañante que ayudará a los protagonistas a
clarificar, enfocar, proponer, diseñar y en definitiva elevar la
capacidad de comunicación con el otro y por tanto contigo mismo y crear la
solución o intentar crearla juntos, es decir, potenciar la CAPACIDAD CREATIVA
para hallar salidas, soluciones.
Esto va
muy en consonancia con los mensajes que los motivadores, coach, orientadores,
consejeros, etc. dan al problema de la fuerte crisis profesional y laboral que
estamos viviendo hoy. Emprende, motívate, hazte dueño de la situación, no
enfoques el obstáculo como una víctima, actúa, eres el protagonista de tu vida…
Llegados
a este punto, conviene que nos hagamos varias preguntas básicas y que vayamos
respondiéndolas para saber si nos adaptaremos o nos a esta nueva ola, que no es
una moda pasajera, sino una nueva visión que viene para mejorarnos y mejorar
nuestra sociedad. De nuestra flexibilidad y capacidad de adaptación dependerá
nuestro éxito.
¿Para qué necesitamos este vuelco de
modelo? ¿Qué es lo que queremos? ¿Estamos dispuestos a pagar el precio de la
responsabilidad, de la auténtica comunicación y de la creatividad?. Ustedes
mismos sabrán….