lunes, 24 de septiembre de 2012

¿CÓMO ACTUAR ANTE UN CONFLICTO EN EL TRABAJO?



El mundo laboral se considera pilar básico en la vida de toda persona. Debido a las muchas horas que se pasan en convivencia con otros empleados o directivos, se establecen vínculos profesionales, personales y afectivos entre todos los trabajadores de un mismo centro de trabajo o de una empresa.

En consonancia con esa convivencia diaria entre profesionales, en aras de unos objetivos comunes, se vienen a dar situaciones entre los trabajadores (ya sea entre iguales, o entre empleados y empleadores) que pueden originar disputas, discusiones, choques. Hablamos de diversas maneras de entender una tarea, o de cómo desarrollarla. Puede que también surjan las disputas por abusos de autoridad de los que mandan, por falta de disciplina de los subordinados, o tal vez por falta de comunicación entre unos y otros a pesar de moverse en un mismo parecer. Y un sinfín de supuestos que no menciono pero que también dan lugar a esos enfrentamientos que pueden crear discusiones, tensiones, mal ambiente. ¿Quién no se ha visto alguna vez en una igual?

Podemos considerar como parte cotidiana del día a día el hecho de que nazcan esas desavenencias en el trabajo. Pero no por ello debemos dejarlas pasar, sino que hemos de reaccionar, actuar, y además saber como hacerlo. Porque ante un conflicto podemos tomar diversas posturas, pero las consecuencias de unas y otras serán muy diferentes.

De nada sirve, en un conflicto, tomar una postura dominante, sin entrar en razón ni dando pie al diálogo, impidiendo disminuir la tensión con la otra parte, y por ende, repercutiendo en todo el personal y en el funcionamiento del centro de trabajo, empresa,…

No debemos olvidar que un conflicto, siempre que no se solucione, no deja de existir, y en buena medida, no hará más que crecer y provocar a la larga mayores problemas. Nace así la idea de poder solventar las disputas o tensiones a través del diálogo. Un poco viene a ser la idea que defiende la mediación, en este caso, en el ámbito empresarial, laboral.

Me aventuro a decir que la resolución del conflicto a través del diálogo, del querer y llegar a entender a la otra parte, siempre va a repercutir en un mejor funcionamiento de ambos trabajadores, o empleados y empleadores, y en definitiva, permitirá un beneficio indiscutible para la empresa o el centro de trabajo (sin desmerecer la importancia que ya sabemos que tienen las relaciones personales, de igual a igual, y que siempre deben ser cuidadas).

Así, el hecho de que en el trabajo se conviva muchas horas con otras personas, y que ello de lugar al origen de disputas, no debe tomarse como una situación excepcional y delicada, pues entra dentro de la lógica por el tiempo de convivencia y las diferencias personales entre todos y cada uno de los miembros que componen una empresa o un centro de trabajo. La clave radicará en la manera de afrontar el problema y en las soluciones a adoptar. Y, sin ninguna duda, apostar por buscar una solución que beneficie a todas las partes, pudiendo dar cabida a las opiniones de uno y otro, implicará un beneficio unánime que conllevará a su vez un alivio personal y profesional del que todos saldremos ganando: trabajadores y profesionales; mediadores y mediados.


viernes, 14 de septiembre de 2012

TIEMPO DE OBSERVANCIA

Echaba de menos “La fábrica del mediador”. Acabó el verano, y llegó septiembre, mes por excelencia de nuevos propósitos, de ilusiones y de proyectos en los que embarcar.


Con el deseo de que hayáis disfrutado de un merecido descanso, no quería dejar pasar más tiempo sin sentiros cerca, sin contaros mis motivaciones y mis deseos. Ha sido un gran verano, pero toca de nuevo remar hacia el futuro. Y con más ganas que nunca, a pesar de encontrarnos en pleno epicentro de una época de crisis en la que sigue creciendo la desesperación, subiendo el paro…y hasta el precio de la gasolina o el IVA.


Así, cualquier nueva empresa o proyecto se antoja harto complicada/o. No seré yo, sin embargo, quien os impida luchar o intentar lograr el éxito. He pasado todo un verano pensando, analizando; en definitiva, observando. He visto disputas, discusiones, llantos, empujones. He visto también sonrisas, abrazos, achuchones, ánimos. Pero, sobre todo, he contemplado la fuerza y el espíritu mediador de la mayoría de las personas, la necesidad de dar respuesta a todas esas emociones, de poder creer en algo vivo que nos ayude a recuperar sensaciones, el poder abordar el día a día rodeado de la gente que te importa, a pesar de las diferencias que nos separan de nuestros seres más próximos. En definitiva, puedo garantizaros que el futuro de la mediación cada vez tiene más sentido, por dar un giro radical y un cambio a la situación actual.


No vengo a contaros de nuevo todo lo bueno que puede aportarnos la mediación, ni sus ventajas. Tampoco quiero convenceros sobre como actuar o hacia donde dirigirnos para poder triunfar. Tal vez ni siquiera pudiera daros la respuesta, y tan sólo pueda contaros que, después de mucha observancia, lo único cierto y seguro es que necesitamos ser fieles a nuestras convicciones, invertir (no hablo de dinero) en nuestras metas, dedicar tiempo y esfuerzo en lograr que nuestro grano de arena ayude a mover la montaña.


Por eso cualquier “locura” no está de más. Entiéndase por locura cualquier manera de proceder que, sin causar daños ni perjuicios, ayude a satisfacernos. Hablo de no tener miedo al fracaso, de obrar gratuitamente si es preciso, de recorrer colegios, centros e instituciones, vendiendo mediación. Pringarse, no desistir. Sembrar, esperar.


Puede que no lleguemos a buen puerto, pero a ciencia cierta me ha quedado muy claro que nada ni nadie nos debe impedir cesar en el empeño. De un lado, por mi observancia que concluye en ese giro radical que todos necesitamos, con la oportunidad de que cada cual tenga oportunidad de resolver de manera autónoma y consensuada sus conflictos o relaciones, sin que nadie se las imponga. De otro lado, y mucho más importante si cabe, porque la mayor satisfacción de un ser humano es aquella que le permite realizar sus propósitos. Y estoy seguro de que no soy el único iluso que sueña con un futuro en el que nuestro papel, como mediador, y como ciudadano también, sea totalmente opuesto a lo que hoy vemos, y sirva para mejorar la comunicación y el diálogo entre las personas, entre iguales. Hemos quemado una etapa, debemos adentrarnos en la siguiente.


Y en boca de Paulo Coehlo, “ cuando alguien desea algo con todas sus fuerzas, el universo entero conspira para que se cumpla". Adelante…