Ayer tarde tuve la oportunidad de
asistir al Centro Social Polivalente Virgen de los Reyes, en Sevilla, al taller impartido
por los compañeros de Alquimia Mediación, bajo el nombre de “Mujeres en mediación”. En el,
se analizó el papel de la mujer como mediadora natural, como madre, como
esposa, como miembro de la sociedad. Fue una gran suerte poder escuchar las
opiniones de todas las mujeres que acudieron y opinaron acerca de ello. Pero
sobre todo, me hizo reflexionar bastante acerca del papel de la mujer, sobre el
papel del hombre, y sobre el papel de la mediación en relación con la vida
laboral y la vida familiar.
Sin perder el hilo de lo que ayer
se trabajó, se llegaron a varias conclusiones, muchas compartidas por todos
ustedes, estoy seguro. Se habló de la importancia de la mujer en el día a día,
cada día más. Su incorporación al mundo laboral ha supuesto un paso adelante
para toda la sociedad, dada su necesidad. Atrás quedan los años en los que
estaba mal visto que toda mujer no se dedicara a otra cosa que a las tareas del
hogar. La crisis que nos asola ha reafirmado aún más ese cambio a bien, debido
a la imposibilidad de sostenimiento familiar con la entrada de solo un sueldo
en el hogar.
Llegados a este punto, se abre
paso una realidad: si bien es cierto que las mujeres son necesarias en la vida
laboral, y así se concibe hoy día, es igual de cierto que las tareas del hogar,
siguen siendo responsabilidad mayoritaria de las mujeres. Y es aquí donde
quiero detenerme.
¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué
consideramos que la mujer es necesaria para la sostenibilidad económica una vez
valorada positivamente su incorporación al mundo laboral, pero el hombre no
asume ese rol en las tareas del hogar, equiparando su responsabilidad en la
casa a las de la mujer?
Cuestión de costumbres, cuestión
de miedos, cuestión de incultura social…nada mas lejos de la realidad.
El hombre, por costumbre social,
no ha logrado asumir que su papel en la casa vaya más allá que ser esa figura
protectora para su mujer y sus hijos, que trabaja más o menos horas fuera de
casa para llevar el dinero al hogar, sin inmiscuirse en exceso en las tareas
del hogar: limpieza, comida, cuidado de sus hijos (por supuesto generalizando).
Y la mujer, en cierto modo
acomodada a esa costumbre, y en cierto modo escudada en el miedo a la
“rebelión” de enfrentarse a su marido a la hora de exigirle responsabilidades
en el hogar, sigue asumiendo ese rol de señora del hogar, encargada de la
limpieza, la alimentación, las compras, el cuidado de sus hijos…amen de
trabajar en muchos casos simultáneamente fuera del hogar. Recalco que no hablo
de casos específicos, sino de la cruda realidad, la generalidad.
Y todo esto viene al caso de que,
al igual que la mujer ha logrado abrirse paso en el mundo laboral, hasta el día
de hoy, creo que debe ser tarea de todos inculcar que el sostenimiento hogar y
de la familia debe ser llevado a partes iguales por hombres y mujeres en cuanto
a su cuidado y a la educación de los hijos.
Para ello, habrá que concienciar
a las mujeres de que no es responsabilidad exclusiva suya el cargar con los
cuidados y tareas del hogar y de la familia, así como educar a los hombres en
que su labor no solo se ciñe a “llevar el pan a casa”, sino que las tareas que
antes ocupaban a la mujer, ahora deben ser repartidas, al igual que ha ocurrido
con la vida laboral.
Y es ahí donde la mediación debe
actuar. Donde debe incidirse en la comunicación y el diálogo entre hombres y
mujeres para poder evolucionar en pos de un futuro más justo, equitativo,
estable y duradero, en el que tanto unos como otros entendamos que nuestra
labor, compartida, tanto en el trabajo como en el hogar, será mucho más
eficiente y beneficiosa para nosotros mismos, y para los nuestros.
No sabes cuanto me alegro de tu reflexión. No solo los mediadores y mediadoras de hoy tenemos la tarea de hacer crear diálogos constructivos entre hombres y mujeres, sino que además tenemos una tarea fundamental: la educación en valores, la educación en la corresponsabilidad, la coeducación...en definitiva, sensibilizar allá donde vayamos que no es posible la Mediación sin paz e igualdad.
ResponderEliminarMuchas gracias Rocío, secundo todo tu comentario.Tenemos mucho trabajo por delante, y necesitamos gente implicada, como vuestro equipo...
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