jueves, 8 de noviembre de 2012

COSTUMBRES VICIADAS


 Ayer tarde tuve la oportunidad de asistir al Centro Social Polivalente Virgen de los Reyes, en Sevilla, al taller impartido por los compañeros de Alquimia Mediación, bajo el nombre de “Mujeres en mediación”. En el, se analizó el papel de la mujer como mediadora natural, como madre, como esposa, como miembro de la sociedad. Fue una gran suerte poder escuchar las opiniones de todas las mujeres que acudieron y opinaron acerca de ello. Pero sobre todo, me hizo reflexionar bastante acerca del papel de la mujer, sobre el papel del hombre, y sobre el papel de la mediación en relación con la vida laboral y la vida familiar.

Sin perder el hilo de lo que ayer se trabajó, se llegaron a varias conclusiones, muchas compartidas por todos ustedes, estoy seguro. Se habló de la importancia de la mujer en el día a día, cada día más. Su incorporación al mundo laboral ha supuesto un paso adelante para toda la sociedad, dada su necesidad. Atrás quedan los años en los que estaba mal visto que toda mujer no se dedicara a otra cosa que a las tareas del hogar. La crisis que nos asola ha reafirmado aún más ese cambio a bien, debido a la imposibilidad de sostenimiento familiar con la entrada de solo un sueldo en el hogar.

Llegados a este punto, se abre paso una realidad: si bien es cierto que las mujeres son necesarias en la vida laboral, y así se concibe hoy día, es igual de cierto que las tareas del hogar, siguen siendo responsabilidad mayoritaria de las mujeres. Y es aquí donde quiero detenerme.

¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué consideramos que la mujer es necesaria para la sostenibilidad económica una vez valorada positivamente su incorporación al mundo laboral, pero el hombre no asume ese rol en las tareas del hogar, equiparando su responsabilidad en la casa a las de la mujer?

Cuestión de costumbres, cuestión de miedos, cuestión de incultura social…nada mas lejos de la realidad.

El hombre, por costumbre social, no ha logrado asumir que su papel en la casa vaya más allá que ser esa figura protectora para su mujer y sus hijos, que trabaja más o menos horas fuera de casa para llevar el dinero al hogar, sin inmiscuirse en exceso en las tareas del hogar: limpieza, comida, cuidado de sus hijos (por supuesto generalizando).

Y la mujer, en cierto modo acomodada a esa costumbre, y en cierto modo escudada en el miedo a la “rebelión” de enfrentarse a su marido a la hora de exigirle responsabilidades en el hogar, sigue asumiendo ese rol de señora del hogar, encargada de la limpieza, la alimentación, las compras, el cuidado de sus hijos…amen de trabajar en muchos casos simultáneamente fuera del hogar. Recalco que no hablo de casos específicos, sino de la cruda realidad, la generalidad.

Y todo esto viene al caso de que, al igual que la mujer ha logrado abrirse paso en el mundo laboral, hasta el día de hoy, creo que debe ser tarea de todos inculcar que el sostenimiento hogar y de la familia debe ser llevado a partes iguales por hombres y mujeres en cuanto a su cuidado y a la educación de los hijos.

Para ello, habrá que concienciar a las mujeres de que no es responsabilidad exclusiva suya el cargar con los cuidados y tareas del hogar y de la familia, así como educar a los hombres en que su labor no solo se ciñe a “llevar el pan a casa”, sino que las tareas que antes ocupaban a la mujer, ahora deben ser repartidas, al igual que ha ocurrido con la vida laboral.

Y es ahí donde la mediación debe actuar. Donde debe incidirse en la comunicación y el diálogo entre hombres y mujeres para poder evolucionar en pos de un futuro más justo, equitativo, estable y duradero, en el que tanto unos como otros entendamos que nuestra labor, compartida, tanto en el trabajo como en el hogar, será mucho más eficiente y beneficiosa para nosotros mismos, y para los nuestros.

2 comentarios:

  1. No sabes cuanto me alegro de tu reflexión. No solo los mediadores y mediadoras de hoy tenemos la tarea de hacer crear diálogos constructivos entre hombres y mujeres, sino que además tenemos una tarea fundamental: la educación en valores, la educación en la corresponsabilidad, la coeducación...en definitiva, sensibilizar allá donde vayamos que no es posible la Mediación sin paz e igualdad.

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  2. Muchas gracias Rocío, secundo todo tu comentario.Tenemos mucho trabajo por delante, y necesitamos gente implicada, como vuestro equipo...

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